jueves, 15 de julio de 2010

Un Lujo que nos damos en el Blog: Una nota de Guillermo Herzel*


*Guillermo Herzel: es escritor y poeta, de la vecina localidad de Guatraché, podemos mencionar entre sus obras, “Nosotros”, “En el nombre de los Padres”, “Historias en bicicleta” y "Cantares de la Tribu" entre otras.

Más allá de su gran obra literaria, es un hombre comprometido en lo social y lo político con los desposeídos, los humillados y los flagelados. Además de sentir y manifestar un gran respeto por los Pueblos Originarios es un gran investigador y divulgador de su cultura.

Es un gran orgullo para mi y la biblioteca que Guillermo haya escrito esta nota en forma exclusivamente para este Blog. Mi inmenso agradecimiento. (O. R.)



LA DIGNIDAD Y EL PROYECTO DOCENTE



Hace ya algo más de 30 años, visitamos por primer vez la comunidad mapuche de Ruca Choroi, cercana a la localidad de Aluminé, en la precordillera neuquina.

Conocimos entonces la escuela Nª 58 y a todo su personal.

Entre ellos, hicimos amistad con una pareja de maestros, Silvia Giglio y Daniel Pérez.

Volvimos al año siguiente y ya no estaban. Había otro director con el que también trabamos rápida relación. Pero de Silvia y Daniel no supimos más, hasta unos meses atrás, cuando por contactos comunes, detectamos mutuamente nuestros paraderos.

Ya jubilados, gozan el premio del deber cumplido. Es que fue mucho los que ellos hicieron por la dignificación de ese pueblo segregado. Actuaron como, entiendo, debe actuar un docente en aquellas latitudes, integrando a la comunidad, mediante la participación en la tarea educativa de padres, alumnos y docentes. Trabajando el sentido profundo de la identidad, derecho fundamental de toda persona, que debe potenciarse con aquellas actitudes que hacen que un niño, en la escuela, pueda encontrarse a sí mismo, encontrar a los suyos y encontrar, también, a lo que vive y siente en sus actividades diarias; respetando la diversidad y la igualdad de todos ellos.

En la década de los ’80, comenzaron a editar “Huerquén”, unos cuadernillos artesanales, hechos con máquina de escribir y mimeógrafo, con los que lograron recuperar las historias del lugar, de boca de los mayores. Luego el objetivo fue la lengua. Los niños la hablaban en sus casas pero no les era permitida en la escuela y, a partir de estos docentes, fueron incentivados a cultivarla. De este modo los niños podían ya escribir lo que les contaban sus padres o abuelos y también podían traducir los relatos que aquellos hacían en lengua mapuce.

Este pequeño fragmento del libro editado por la Universidad Nacional del Comahue es fiel testimonio de la intensidad del trabajo y de la responsabilidad ideológica de su autora:

“Un principio rector es pensar que la cultura es la característica de todo grupo humano y que es la estrategia de supervivencia por excelencia que se ha dado en nuestra especie. Por lo tanto la cultura es un fenómeno peculiar de todos los grupos humanos. Si sostenemos esto tenemos que darnos cuenta de que pensar que una cultura es más eficiente que otra sólo es posible desde una concepción de dominio y conlleva el germen del desprecio y la exclusión.

Otro principio sostenido desde las posturas de diversidad y multiculturalidad es que lo más importante que trae una persona al nacer es su integridad, su pertenencia, su construcción de sujeto. Esto se desarrolla en los primeros años, en el seno de la familia. “Si lo que soy y lo que traigo es despreciable, entonces yo soy despreciable”.

En el transcurso del trabajo en las distintas comunidades, partimos del reconocimiento de lo que eran, del auto-respeto y de la recuperación de la dignidad.”

Los que crecimos rindiendo homenajes al conquistador que, generosamente, había cruzado tantos mares, sólo por traernos “la” cultura, sabemos cuanto más vale un origen que otro, más allá de cuál sea el de cada uno. Conocimos la intensidad y el contenido del festejo anual del “Día de “la” raza”

¿Qué habrán pensado los originarios de estas tierras, al llegar esa fecha, cada año, qué pensarán al transitar una ruta a la que hemos designado “Conquistadores del Desierto”? ¿Cuál será la sensación que siente ese mismo individuo, si vive en una ciudad que se llama General Roca o Emilio Mitre?

Situaciones como estas y tantas otras, son las que estos maestros, ahora jubilados, han tratado de resolver en su digno pasaje por la docencia, como un modo mínimo e irrenunciable de reparar, en parte, la injusticia a la que fueran sometidos todos los pueblos del continente tras la llegada del conquistador.

En una especie de prólogo, escrito a mano, en uno de esos cuadernillos, allá por el año ’85, cuando se ponía en marcha el proyecto, Silvia Giglio muestra la valoración que hacía de ese mundo que, entonces, se habría ante sus ojos:

“Quiero agradecer a la gente de la agrupación Aigo por contarme todo lo que me contó.

Aprendí muchas cosas con ustedes, sobre todo aprendí a quererlos.

Y seguramente tendrán muchas cosas más para contar.

Recordaré siempre las visitas y las charlas que he tenido con ustedes.

Trataré de que esto que me confiaron lo sepa otra gente para que también los conozcan.

Y lo haré con el mayor respeto que se les debe tener como gente de esta tierra.”

Hoy ponen ante nosotros el producto de esos años vividos intensamente en la comunidad de Ruca Choroi:

*Un libro, “El Huerquén”, recopilación de todos aquellos cuadernillos, a los que Silvia sumó los objetivos propuestos en el trabajo, que luego se extendió a otras comunidades y el relato de semejante experiencia.

*Y el relato de algunos importantes avances de ese pueblo que conocimos vencido y disperso, ahora organizado democráticamente, mediante la elección de sus caciques y del Concejo, que permanecen dos años en sus cargos, con el derecho de destitución por parte de quienes los eligieron, si no los desempeñaron en las formas previstas.

La comunidad Aigo, de Ruca Choroi, organizada y movilizada, ha recuperado su dignidad, su identidad y buena parte de la tierra que les había sido injustamente quitada.

Aunque ellos lo nieguen, la tarea que Silvia y Daniel desarrollaron en su pasaje por la Escuela Nº 58 de Ruca Choroi, imitada luego en otras escuelas, tiene mucho que ver con todas las reivindicaciones que, mediante la organización y la lucha, vienen logrando esos nobles pueblos, corridos de las mejores tierras de las actuales provincias de Buenos Aires, Córdoba y La Pampa, y echados al otro lado del Río Colorado, en principio y a los duros confines de arena y cordillera, finalmente, con el único objetivo de apropiarse de esas tierras que anticipadamente aseguraban un brillante negocio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario